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El Viaje

Nicole Leon

Para ser sinceros, no lo sentí. Al menos no la mayor parte.

-¿Ya te habías subido a un avión?

- Ésta es mi primera vez.

-¿No tienes miedo?

-Todavía no.

Mi papá me acompañó a la Ciudad de México. Volamos juntos y no tuve miedo. Lloré por dejar a mi mamá, a mis hermanos y a mis amigos, pero no por el viaje. Llegue a México y cada hora que pasaba me sentía peor. El miedo me empezó a invadir. Subió desde la boca de mi estómago hasta ahogarme en la garganta y llego un momento en el que ya no pude más. Me senté en el piso, en algún lugar del enorme aeropuerto y lloré como jamás lo había hecho. Y no paré de hacerlo, seguí llorando durante horas... mi papá me miraba desde lo lejos y no decía nada. Hasta que los demás llegaron.

Las lágrimas se detuvieron. No estaba sola en esto. ¡Había amigos!. Personas con el mismo espiritú de aventura que yo. Los amigos son una parte muy importante del viaje. Ningún viaje se hace solo, en el camino nos encontramos a personas que se nos unen. Y ésta no era la excepción.

Nos conocimos y todo me resultó mejor, y luego llegó la hora de partir. Recuerdo abrazar a mi papá. Recuerdo que dijo que me amaba. No lloré. Tuve miedo de decir adios así que no lo dije.

-Te amo papá, gracias por dejarme ir.

-Sabía que un día te irías de la casa, y no puedo estar más orgulloso de ti, Nicole. Cuídate y diviértete ¿Okay? Te amo.

Y me fui. 34 horas de viaje hasta llegar a un lugar desconocido que se convertiría en mi nuevo hogar.

Dormí la mayor parte del vuelo. Hasta que llegué a Beijing. Hubo un error con mi vuelo; no era como el de los demás. Mis amigos volaban a las 10:00 am. Yo volaba a las 10:00 pm. Ellos se fueron y yo me quedé. Las horas pasaban y tenía miedo. Hasta que me di cuenta que había una niña frente a mí. Tenía más o menos mi edad. También estaba sola.

- Excuse me, can you help me?

Ella sonrió. Yo no sabía hablar inglés así que me costó mucho trabajo entender lo que me decía. Ella hablaba rápido y fluido. Yo no.

-Where are you from?.

-México.

Y su cara se iluminó en una gran sonrisa. Le expliqué cómo pude que no hablaba muy bien el inglés. Ella entendió. Le dije que tenía hambre y que no sabía cómo comprar comida, y me ayudó.

Comimos juntas. Ella le habló a su mamá por videollamada y me la presentó. Claro que no sabía lo que su mamá me decía, estaba muy emocionada y hablaba muy rápido. Escuché que ella le dijo "¡Mamá estoy comiendo con una mexicana!" Solamente me reí. Su mamá gritó "Pregúntale si le gusta el picante" y me reí más. Eso sí que lo entendí. Me miró con pena y le dije.

- Yes, I love the spicy.

Y sonrió. Estuvimos juntas toda la tarde. Me mostró fotos de su familia, eran de Kasajistán. Yo le enseñé fotos de mi familia. Resultó que ella también estudiaba en China, tenía ya dos años aquí. Me felicitó por ser tan valiente y dijo que esperaba que un día conociera su país. También espero que un día ella pueda conocer México, y creo que la idea también le encantó.

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Alrededor de las 8 de la noche su avión salió a alguna ciudad de China. Y me quedé sola otra vez. Me senté en la sala a esperar mi propio vuelo. Cuando por fin estaba en el avión, pensé "No tengas miedo, no va a pasar nada. Ya estas aquí. Solo falta un poquito más." Y cerré los ojos. El avión empezó a moverse y me asusté. Una mujer estaba sentada a mi lado, e inconscientemente tomé su mano. Ella me miró. Yo la miré. Me dijo algo en chino y yo no entendí pero me imaginé que me decía que me calmara. No soltó mi mano en ningún momento. Seguía hablándome y yo seguía sin entender. El avión despegó. Me puso una película y me dormí, aun sosteniendo su mano. A las dos horas desperté, cuando el avión empezó a aterrizar. La mujer inmediatamente tomó mi mano y me sonrió. Dijo algo otra vez. Esta vez sí entendí. Habíamos llegado y todo estaba bien.

Bajamos del avión y cada una tomo su camino, pero antes de irse me sonrió. No sé cuál es su nombre. Solo sé que estoy muy agradecida con ella, quien quiera que sea, por haberme dado la mano en un momento tan difícil para mí.

Busqué a la persona de la universidad que me recogería. Tenía un cartel y estaba esperándome. Al fin la ví. Olvidé mi maleta. Nadie me entendía y no me dejaban regresar. Pensé que ya había perdido todo cuando un Ángel llegó a mí.

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-Hola Nicole, ¿Cómo estás?

-¿Ángel? Hola, tengo un problema con mi maleta y no me entienden, no sé como explicarlo en inglés.

-No te preocupes, yo te ayudo.

Y me ayudó. Mi maleta estuvo conmigo en unos minutos. Después nos fuimos a la universidad. Era de madrugada. Llegamos y todo estaba oscuro. Nos metieron a cuartos diferentes. Uno al lado del otro. No podía dormir, no podía hablar con mis papás. Toque su puerta.

-Hola Ángel, perdón por molestar pero no puedo dormir.

-Tampoco yo, estoy intentando comunicarme con mi familia pero no puedo.

-Yo tampoco pude.

-Es una locura pero ¡Estamos en China!

-Lo sé. Todavía no lo creo. Siento que me voy a despertar mañana en mi cuarto.

Pero no. Al día siguiente desperté en ese cuarto vacío. Salí al pasillo y había muchas personas de diferentes lugares. De todos tamaños, colores, edades, religiones, lenguas, creencias. Había de todo. Por fin había llegado a mi destino. Ésta era mi casa. Con esta gente nueva. Aquí terminaba el viaje... aunque ahora que lo pienso; aquí empezaba.

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Nos leemos después, Nicole.

Instagram @nicoleleon698